Acto de innauguración de nuestro local en Constanza
Cuando Ana dijo que este es un momento histórico, me quedé pensando: ¿histórico para quién o para quiénes? En mi caso particular, pienso que podría ser histórico porque este momento me lleva a recordar aquella tarde cuando el Prof. Alejandro Arvelo, en un aula de la Facultad de Ciencias Económicas y Sociales de la (UASD), nos contó la anécdota de aquel antiguo filósofo se hizo rico al predecir una tormenta y tomó la decisión de comprar todo el aceite disponible en las ciudades vecinas y, meses después, se presentó la tormenta e impidió que los barcos salieran, y el único que tenía aceite era él.
Desde esa tarde, me comprometí conmigo mismo a probar, si era posible que un filósofo, como yo, sin un peso, podría llegar a ser rico tan solo teniendo buenas ideas. No se emocionen mucho que todavía no he podido probar nada sobre ese particular. Quizá porque nunca he deseado tener grandes riquezas personales, sino contribuir con el desarrollo personal y colectivo de todos mis relacionados.
También me gustaría pensar que este es un día histórico porque me ha permitido someter a prueba una hipótesis importante de mi trabajo de tesis doctoral sobre la Situación de los valores morales en individuos que viven en pobreza extrema, que hace depender la pobreza de los seres humanos a su falta de capacidad de agencia, más que la falta de recursos financieros.
En realidad, ¿es la falta de capacidad de agencia, más que la falta de recursos financieros, lo que mantiene pobre a los pobres?
Durante mis estudios sobre la pobreza extrema, he observado que muchos familiares, amigos y relacionados carecen de capacidad de agencia y la vida los ha tratado mal. El conocimiento de esa realidad no me permitió ser indiferente, lo que fortaleció mis ideas de construir un instrumento que brindara a todos mis asociados salir de la pobreza mediante su propio trabajo y esfuerzo.
Este mecanismo no podría ser otro que la educación financiera, específicamente, la educación cooperativa y, aquí estamos, después de once años de trabajo.
Este proyecto solidario tuvo varias fuentes.
- En primer lugar, la experiencia que había visto en mi campo con las llamadas “Juntas”, donde un buen día, un campesino convoca a todos sus amigos para construir su casa, sembrar el conuco o cosechar los frutos. Todos acudían al llamado, sin exigir pago, pero el campesino que convocó la Junta quedaba comprometido, con un día de trabajo, con todos los que asistieron a su llamado.
- También conocí un mecanismo cooperativo llamado “La sociedad” donde todos los campesinos cotizaban hasta lograr acumular el equivalente al costo de un funeral. Después de recaudado lo acordado, La sociedad entraba en reposo y se volvía activar cuando producía la muerte de uno de los asegurados. La sociedad cubre los costos del sepelio y la última vela y posteriormente, se enviaba un mensaje a los socios y socias, “fulano salió en tanto, tocamos cada uno a diez pesos cada uno.”
- A través de Ana, observé cómo funcionaba la sociedad cooperativa llamada San, pude ver como sus hermanos y relacionados, mediante este mecanismo, pudieron construir sus casas, comprar solares, entre otras inversiones.
- Sin embargo, la experiencia que, finalmente, me llevó a dar este gran paso fue enfrentar el cáncer de un amigo cuyo tratamiento costaba, en ese entonces, un millón y medio de pesos. Por mucho que quisimos ayudar colaborando con diez y quince mil pesos no llegamos muy lejos. Yo que era el dirigente máximo de Generatio Nova Universitas me vi obligado a ir al despacho del rector, de ese entonces, a pedir cacao para que la UASD cubriera ese tratamiento. Para mí fue terrible porque yo preferiría morir antes que pedir. Del despacho del rector salí con la decisión de crear un mecanismo solidario que pudiera hacerle frente a cualquier enfermedad que se le presentara a un compañero sin tener que volver a pedir ayuda.
En la Semana Santa del 2011 iniciamos el estudio de las leyes sobre el cooperativismo en la República Dominicana y para el día 15 de enero del 2012, cuando realizamos nuestra Asamblea Constituyente, contábamos con 63 socios y socias y 99 mil pesos en ahorros.
Hoy puedo decirles a todos que, según los estados financieros del 2021, nosotros tenemos un total de docientos setenta y dos millones, tres cientos veinte y ocho mil quinientos cuarenta y seis pesos (272,328,546)
Como ustedes pueden ver hemos tenido un impacto importante en la vida de muchas personas.
Hemos llegado a este momento histórico, donde inauguramos este hermoso local, porque hemos contado con el apoyo de personas como Don Feliz Trinidad que sin tener razones para confiar, depositó sus ahorros con nosotros.
Hemos llegado a este momento histórico por personas como el:
- Prof. Dustin Muñoz,
- Prof. Dionis Rufino,
- Prof. Alejandro Arvelo,
- Prof. Manuel Herasme,
- Prof. Glenis Holguin,
- Prof. Roque Bretón,
- Prof. Antonio Rodríguez Pilier,
- Prof. Daisy Piña
- Dra. María Victoria Veras
- Prof. Manuel Barias
- Prof. Manuel Toribio
- Prof. Julián Álvarez
- Prof. Reinando Sánchez
- Prof. Vladimir García Pantaleon
- Prof. Luis Cabrera Lendof
- Prof. Anthony Almonte
- Prof. Faustino Medina
- Prof. William Mejía Chalas
- Sr. Rodolfo Mercado Hernandez
- Sra. Matilde Trinidad
- Sr Orlando
- Sra. Miguelina Trinidad
- Sr Rafael Marine
- Sr José Trinidad
Ese ideal de solidaridad que llegó a Constanza, de las manos de la profesora Ana Trinidad que ha beneficiado a tantas familias, la inauguración este local va a beneficiar a los asociados de la cooperativa en este municipio.
La inauguración de este espacio benificiará doblemente a Constanza, porque en los próximos meses pensamos iniciar, en los espacios de nuestro antiguo local, servicios comunitarios de salud y una escuela de artes para nuestros socios y para sus hijos.
Prof. Eulogio Silverio
Presidente del Consejo de Administración